Entre los días 27 y 31 de enero nos embarcamos en el IES Sierra del Segura, organizado desde el Departamento de Educación Física, en una gran aventura.
Gran, por la distancia, ya que a diferencia de otros años, aumentamos ésta viajando hasta Andorra. Gran por el grupo, nada menos que 70 alumnos y 4 profesores de nuestro centro, a los que había que añadir otros 50 entre Yeste y Nerpio. Gran por el mundo de las fronteras, que nos añadió mucha complejidad, porque no existe Roaming en Andorra, de manera que no podíamos tener los datos activados ni realizar llamadas, porque esto no entraría en la tarifa que cada cual tuviera contratada en su móvil. Y gran por los hoteles. Sí, plural, estuvimos en dos hoteles, uno en Andorra La bella, con 51 alumnos más Pilar y yo, Arturo; y otro en Pal, cerca del remonte a Arinsal, con Alberto y Anabel más 19 alumnos.
El viaje comenzó a las 5 de la mañana del lunes 27 de enero, partiendo desde la puerta del IES Sierra del Segura, y nos llevó en un viaje de más de 12 horas a las pistas de esquí de Arinsal, en Andorra. Largo viaje, sin duda, en el que solo habría que reseñar lo complicado que fue intentar contentar a todo el alumnado para distribuirlos por las habitaciones de los dos hoteles. Además, tuvimos que recoger el dinero para las fianzas de ambos hoteles y de los Forfait y el dinero para la tasa turística andorrana, que debe pagarlo todo visitante del principado mayor de 16 años. A las casi 18:30 horas llegamos a las pistas, para rápidamente cada alumno recogiera su material de esquí, teniendo nosotros que ir anotando la referencia de cada esquí, cada casco y cada bota....una auténtica paliza tras el madrugón, el viaje y el estrés que llevábamos ya a esa hora. Tras esto, bajada hacia los hoteles. Bajada en mayúsculas, porque vaya altura, vaya vértigo, vaya curvas... Reseñar en este primer día la preocupación que nos generó el que no hubiera apenas nieve. Algo que mejoró con el devenir de los días. A continuación, una vez en los hoteles, tuvimos que agruparlos por habitación, pedirles DNI, repartir llaves,...pufff, otro motivo de estrés, hasta que los 51 estuvieron en sus habitaciones y nada más terminar esto, corriendo a cenar porque cerraban restaurante. Lo peor llegó después, la noche fue entre dura y muy dura. Carreras, golpes, gritos,...
El martes, primer día de esquí. Por la noche estuvo nevando, como hizo cada una de las noches. Poquito, pero esos 5 cm cada día hicieron un mundo y dejaron las pistas perfectas para el esquí. A las 9 subimos hacia pistas después de desayunar a las 7:30 h, la misma hora todos los días. Al llegar, nos encontramos con que el remonte de acceso a pistas estaba cerrado debido a que se habían helado los cables por el agua caída por la noche y las bajas temperaturas. Finalmente, tras una espera de más de 1 hora, pudimos llegar, colocarnos material, ayudar al alumnado a que se pusieron las botas y aguantar sus dolores y quejas: me duele el pie, me aprieta mucho, me está pequeño, no puedo andar, me está rozando, no sé cerrarlo, no sé colocar la lengüeta...y un largo etcétera. Nada más comenzar las clases, comenzaron los contratiempos. El primero, un alumno se llevó la embestida de otra alumna que llegaba por detrás sin control, golpeándolo de manera fortuita, por lo que tuvo que dejar de esquiar con molestias en el pie y acudir a enfermería. En ese momento comenzó el peregrinaje de Pilar, nuestra compañera, que tuvo que acompañar una y otra vez a alumnos al médico. Casi nunca con nada serio.
Esa tarde del martes, dedicamos el tiempo a pasear por las calles de Andorra La Bella. A partir de aquí comprobamos cómo de difícil nos iba a resultar coordinarnos los dos hoteles, para los que se necesitaban dos buses diferentes. Nos llovió un poco esa tarde de paseo, que duró bien poco, porque las cenas, el otro gran problema por tener un horario muy reducido, nos obligaron a salir para el hotel ya a las 20 horas.
Miércoles, día espléndido de esquí, soleado, buena temperatura, y con nieve recién caída por la noche. Todas las pistas cerradas el martes, en su mayoría rojas y alguna negra, se abrieron. Así que se pudo disfrutar de toda la estación prácticamente. Por la tarde teníamos la reserva en el balneario de Caldea, con un precio de 29 euros la entrada. Que cumplió con creces las expectativas del alumnado, que disfrutaron muchísimo. Y que para nosotros supuso un momento de más nervios, estrés, tensión,...vamos, lo contrario a lo que uno espera en un balneario!!! Entramos a las 18.30 horas, en filas ordenadas de dos en dos, siendo guiados por unos monitores que nos trataron regular, entramos en unos vestuarios mixtos gigantescos (mixtos pero cada alumno tenía su propio vestuario individual), no podíamos usar chanclas, ni gorro de baño obligatorio, pasando por unas duchas que recordaban a otra época muy triste de la historia,...En fin, sorprendente. Pero una vez entramos en el recinto de las piscinas, esperaba lo mejor para el alumnado y peor para nosotros. Había nada menos que 500 alumnos en ese momento!!! Para ellos, una delicia, para nosotros, no tanta. Eso sí, es una preciosidad de lugar, sobre todo las piscinas con agua caliente que están al aire libre. La sensación de estar bajo cero, pero estar confortablemente en el agua es una pasada. Al terminar, de nuevo estrés, corriendo para el hotel y no llegar tarde a la cena...
Jueves, de nuevo un día genial para el esquí. Abrieron además los remontes que unen las estaciones de Pal con Arinsal. Muchos de nuestros alumnos esquiaron ese día en Pal. Disfrutaron muchísimo. Por la tarde, de nuevo con estrés por el horario tan ajustado, tocó ir a la bolera o de compras, dividido el grupo de 70 alumnos en 2. Recuerdo que una vez estaba todo organizado, tuvimos una hora nosotros también para hacer alguna compra, deprisa y corriendo, con su anécdota correspondiente comprando el típico chocolate andorrano, cuando una mujer amablemente nos invitaba a dejar las tabletas hechas en España por otras hechas en Cataluña...en fin, de todo tiene que haber.
Llegamos al viernes, el día más estresante por ser el último, porque en él teníamos que dejar el material de esquí, después de comer. Para empezar, pusimos de hora tope a las 16 horas, y claro, varios alumnos llegaron muy tarde para nuestro disgusto. Y no fue lo peor. Botas cambiadas, material deteriorado, unos esquís perdidos....discusiones con el personal de la tienda de alquiler. Lo normal. Todo ello después de haber tenido que cargar en el bus las maletas a las 7,30 horas...aunque en realidad terminaríamos de ello como siempre tarde por el retraso de algunos alumnos a las 8,15 horas, para poder salir a las 17,30 de Andorra hacia el pueblo. Algo que, increíblemente, sí que conseguimos, salir puntual.
El viaje de vuelta fue mucho más tranquilo que el de ida. Nuestros alumnos durmieron incluso antes de haber cruzado la frontera andorrana.
Espero que tengan un buen recuerdo del viaje, que les dure en el tiempo. Yo por mi parte tengo que agradecer, y no olvidaré, la labor hecha por mis compis Anabel, Alberto y Pilar González. Gracias. Además de la labor hecha por los conductores de los dos buses, claro está.
Hasta la próxima! Arturo