martes, 12 de mayo de 2015

CONSEJOS PARA PROTEGERSE DEL SOL EN NUESTRAS CLASES

El escribir esta entrada, este post, me vino a la cabeza durante la clase que estaba teniendo con mi grupo de 1º ESO A del IES Sierra del Segura. Me encontraba el lunes 11 de mayo, a las 14 h, con un sol de justicia y a más de 30ºC. Trabajando una UD de Interculturalidad, parando cada poco para que se hidratasen bien, intentando evitar problemas serios con el calor como un "golpe de calor", o una lipotimia, o un largo etcétera. Pero ahí estaba el sol, y veía a mis alumnos expuestos y sin protección, ni cremas, ni gorras, ni gafas de sol,... Como docentes, nos debe preocupar todo en su educación. Y vi la necesidad de revisar este tema y redactar una serie de consejos.


Esta es la foto de mi grupo, aguantado un "sol de justicia"

Todos escuchamos día tras día la problemática anexa a una exposición prolongada al sol. Pero cabe preguntarse, ¿somos prudentes? ¿tomamos las medidas de precaución necesarias? Y, sobre todo, ¿educamos correctamente a nuestros jóvenes en este tema. En el IES Sierra del Segura nos enfrentamos curso a curso a un gran problema. La climatología. No contar con un gimnasio ni pabellón municipal nos sitúa frente a las inclemencias del tiempo al "desnudo". Y no es más fácil sobrellevar el buen tiempo, como consecuencia del sol y de las altas temperaturas; que el mal tiempo, debido a la lluvia, el viento o el frío. Algo que sí aprenden nuestros alumnos es lo extremo de nuestro clima, tan árido y seco; y tan inclemente en invierno.

Como esto parece que a corto plazo no va a cambiar, debemos protegernos frente al sol, ya sea en clase, haciendo una ruta de senderismo, o si vamos a la playa o a la piscina. Con esto, evitaremos lesiones, que en demasiados casos pueden acabar en un cáncer de piel. Y es aquí, llegamos a este punto, donde debemos hablar de "la memoria de la piel"


1. La memoria de la piel


Cada año se diagnostican 62.000 casos nuevos de melanoma avanzado en Europa. El melanoma representa sólo el 4% de todos los cánceres de piel pero es responsable del 80% de las muertes por este tipo de cáncer. Éstos son algunos datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)

Las voces de alarma sobre los daños que provoca el sol, a corto, medio y largo plazo, son unánimes: la protección, no es un capricho, sino una necesidad. Y ya no sirve la excusa de que las texturas son pegajosas, costosas de aplicar o que dejan brillos sobre la piel, porque la amplia variedad de fórmulas satisface todas las demandas.

El bronceado es un mecanismo de defensa contra la agresión que significan las radiaciones ultravioletas del sol. Es un mecanismo de defensa por lo que en el momento que te estás bronceando año tras año se va gastando. Y cuando ya se ha gastado y no puede funcionar más porque las células ya no pueden trabajar es cuando aparece el envejecimiento precoz y las manchas en la piel, que podríamos decir no cancerígenas, después precancerígenas y finalmente el cáncer de piel.

La piel tiene memoria y desde que nacemos comienza a recibir radiación y eso va sumando. La piel perdona pero no olvida. Te perdona la quemadura solar pero eso queda en su memoria y llega un momento que ha sumado tanta radiación a lo largo de la vida que a partir de un umbral determinado comienzan a aparecer o pueden aparecer problemas como el fotoenvejecimiento y el cáncer.

Dos razones de peso:

- La piel tiene memoria y los excesos solares cometidos en la infancia o la juventud, antes o después, acaban por pasar una factura muy elevada a tu piel.

-Todos nacemos con un cupo determinado genéticamente para ponernos morenos con mayor o menor intensidad. Por eso, llega un momento en que tu piel no se broncea más, por mucho que insistas en ampliar las horas de exposición solar. Lo único que conseguirás es acelerar el proceso de envejecimiento, sembrar tu epidermis de manchas e incluso predisponer tu piel para daños más graves.


2. Los consejos que debemos tener en cuenta
2.1. Evitar el sol al mediodía


Por desgracia, no damos el ejemplo que debiésemos en clase, porque no podemos cumplirlo. Es cierto que por la mañana y por la tarde es bueno tomar el sol realizando actividades al aire libre como practicando deporte o paseando. Como regla general, se recomienda permanecer en la sombra cuando la luz del sol es muy fuerte, pero incluso así, es necesario tener cuidado. Aunque en la sombra la radiación es más débil, sigue existiendo riesgo de quemarse. Por ejemplo, una parte de la luz del sol se refleja en el agua y en la arena. Por lo tanto, incluso a la sombra, es muy importante protegerse adecuadamente.

2.2. Elegir el factor de protección solar adecuado

Usar una crema solar cuyo factor de protección sea adecuado al tipo de piel y a la intensidad de los rayos UVA. Especialmente, al principio del verano deben utilizarse productos con un factor de protección solar alto (25, 30 o 35). Sin embargo, las cremas solo protegen del sol durante un tiempo limitado y deben contener un filtro adicional contra los rayos UVA, que son los que provocan daños a largo plazo, tales como el envejecimiento prematuro de la piel o cáncer de piel.

Cáncer de piel: Video

2.3. Calcular el tiempo de la exposición al sol
Para averiguar durante cuánto tiempo protegerá la crema, se debe multiplicar el tiempo de protección natural de la piel por el factor del protector solar. Por ejemplo, un tipo de piel muy clara se puede proteger de forma natural durante unos 10 minutos, por lo tanto, con un protector solar de factor 15 la piel estaría protegida durante 150 minutos. Cada persona tiene una protección natural diferente dependiendo del tipo de piel, pero por lo general, el tiempo suele ser de entre 10 y 30 minutos.

2.4. Usar suficiente protector solar

Usar siempre grandes cantidades de protector solar. Además, es importante echarse crema regularmente porque el protector solar desaparece con el sudor, el roce de la tela (por ejemplo, el bañador o la toalla) o al bañarse.

2.5. Protegerse con antelación

Después de aplicar la loción, se debe esperar entre 20 y 30 minutos antes de tomar el sol. Esto es debido a que no todos los protectores actúan de inmediato y algunos tardan unos minutos en hacer efecto. 

2.7. La ropa también protege

Como alternativa o complemento del protector solar adecuado, la ropa también puede proteger la piel: los pantalones largos y las camisas ofrecen una protección eficaz contra los componentes de la luz solar. Además, se debe usar un sombrero o una gorra. El factor de protección contra los rayos UVA varía dependiendo del color, el tipo de material, la densidad de las fibras y el grosor. 

2.8. No olvidar las gafas de sol

Los ojos también necesitan una protección adecuada contra la radiación solar. Por lo tanto, es muy importante usar gafas de sol homologadas. Para reconocer qué gafas de sol son buenas, entre otras cosas hay que fijarse en que lleven la marca CE (Comité Europeo), que certifica que las gafas son apropiadas para proteger los ojos contra las quemaduras del sol y que el producto cumple con las directivas europeas aplicables. Además, deben especificar la categoría del filtro, la 1 es para un resplandor bajo pero una buena protección y la categoría 4 es para un brillo alto y una protección aún mayor. Para que las gafas de sol sean de calidad no tienen por qué ser caras

3. Qué hacer si ya nos hemos quemado

Si se ha producido la quemadura, se debe evitar cualquier tipo de contacto con la luz solar hasta que la quemadura haya sanado completamente, y podemos tener en cuenta también:

Aplicar en las zonas afectadas geles calmantes varias veces al día.
Si el dolor es intenso se pueden tomar analgésicos como el ácido acetilsalicílico o el paracetamol.
Es recomendable beber líquidos en abundancia. Sobre todo, agua y zumos mezclados con agua mineral.
Aplicar cremas hidratantes especiales que ayuden a la cicatrización de las áreas afectadas de la piel.

FUENTES:
onmeda.es
altea blog
aedv.es -Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV)-

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